Antecedentes del Memorial de Agravios
La crisis institucional que vivió la Corona Española a finales del Siglo XVIII, luego que Napoleón Bonaparte lograra la abdicación del rey Carlos IV en favor de Fernando VII y de éste ultimo en nombre de Jose Bonaparte, condujó a que el Imperio Español y sus colonias pasaran a manos de gobernantes franceses. Este hecho generó inconformismo en las élites españolas, que desconocieron al nuevo gobierno y crearon juntas provisionales de gobierno, que reclamaron como propia la legitimidad de gobernar del depuesto rey. Estas juntas se establecieron en distintas regiones de España, con el propósito de gobernar y administrar los territorios de la Corona Española e impedir que sucumbiera el imperio ante la invasión gala.
Esta situación fue propicia para que las élites criollas ávidas de poder aprovecharan la crisis real, para exigir la instauración de juntas representativas de gobierno en las colonias americanas. Esta idea fue vista con buenos ojos por algunos ibéricos que la consideraron como oportuna para mantener la lealtad al rey, pero rechazada por otros que la consideraron independentista. Ante el rechazo de dicha propuesta, la élite criolla quiteña derrocó la Real Audiencia de Quito y asumió responsabilidades de representación política de su territorio, al crear el 10 de agosto de 1809 la Primera Junta Autónoma de Quito. Con lo cual se declaró el primer grito de independencia de Hispanoamérica y se inició un proceso de emancipación que ploriferó en las demás colonias americanas.
Aunque dicho levantamiento fue duramente reprimido por los Virreyes de Perú y Santafé, el espíritu de desobediencia a las autoridades españolas y las ideas de autonomía política frente a las juntas españolas, ya hacían mella en el imaginario de los habitantes de las colonias americanas. Esta situación se tornó incontrolable para la administración real, ya que el ánimo de protesta en contra de la Corona Española se extendió por todos los territorios de los virreinatos americanos.
En el caso del Virreinato de la Nueva Granada, se vivió un ambiente de protesta por parte de las élites criollas, que aprovecharon el rol político que sus líderes desempeñaron en la administración del virreinato para exigir reivindicaciones políticas. Una muestra fehaciente de esta aseveración fue el documento que redactó Camilo Torres como asesor del Cabildo de Santafé de Bogotá a finales de 1809, el cual se denominó "Representación del Cabildo de Santafé, capital del Virreinato de la Nueva Granada, a la Suprema Junta Central de España", donde plasmó la incertidumbre y el descontento que las colonias americanas vivieron ante la invasión francesa al Imperio Español. En dicho escrito la élite criolla reclamó de manera formal representación política de los territorios del Virreinato de la Nueva Granada ante las juntas de gobierno establecidas en España.
