Los Profesionales Oficiales en el Caribe, más que una familia
Los Profesionales Oficiales de Reserva de las Fuerzas Militares, llegan en este mes de mayo a sus 45 años de existencia. Son colombianos con título universitario que aman profundamente su patria y se presentan voluntariamente para adelantar los cursos de formación, ingresar así ad honorem a las filas de cualquiera de las tres Fuerzas, que ellos elijan para la prestación de su servicio a la Nación, sin perder su condición civil.
El primer curso que se realizó en el Comando Aéreo de Combate No.3, fue en el año 1987 donde siete ‘costeños’ empezaron a hacer parte de este grupo de personas voluntarias, quienes hicieron parte del Curso No.7 y por segunda vez en 1993 se formó el curso No.10. Pero los Profesionales Oficiales de la Reserva, POR, por desconocimiento de su vinculación, su labor o su papel en la Institución, no eran tan visibles para el personal orgánico de la Fuerza en aquella época para adelantar las tareas y actividades a desempeñar.
Transcurriendo el año 1999 dos barranquilleros profesionales en las áreas de derecho y medicina coincidieron en la convocatoria que se realizó para ese año, conociendo el objetivo principal que tenía este grupo de colombianos, quienes recibirían un grado en la oficialidad que les permitía trabajar desde sus profesiones apoyando a otros compatriotas. Para esa fecha en la Base Aérea ubicada en Malambo, solo había tendido integrantes de la costa en los cursos del año 87 y 93, quienes, a pesar de ser parte fundamentales de la Institución, no tenían definido el rumbo de su labor con la comunidad.
Fue entonces cuando para marzo del año 2000 después de una rigurosa selección, 27 profesionales reconocidos en sus campos laborares en la ciudad de Barranquilla iniciaron el Curso No. 13, momento en el cual el entonces Aspirante a la Reserva Antonio Rueda y el Aspirante a la Reserva Efraín Rodríguez empezaron a trabajar juntos sin saber que serían dos de los futuros oficiales más influyentes para la reactivación de este cuerpo, prestando un invaluable apoyo a las actividades del CACOM 3.
En diciembre de ese mismo año se habían convertido en parte de la Familia Aérea, amigos, compañeros de curso y Tenientes de la Reserva, que iniciaban su vida como oficiales trabajando unidos desde sus respectivos campos, para mejorar las condiciones de vida de las comunidades civiles en los alrededores de la Unidad, así como la del personal civil y militar que en ella viven y trabajan. Las Brigadas de Salud, hoy en día son conocidas como Jornadas de Apoyo al Desarrollo, los consultorios jurídicos, el apoyo a colegios apadrinados en el barrio El Concorde, los puestos de control vehicular, sumadas a un sinfín de actividades fortalecieron la amistad de los oficiales, así como la sinergia de todo el equipo que con el pasar del tiempo iba creciendo paulatinamente, generando un trabajo mancomunado que evidenciaba todo su empeño y amor por la patria, para contribuir cada uno con un granito de arena en el crecimiento social del departamento del Atlántico, el departamento donde inicialmente se enfocaron esos esfuerzos.
El paso del tiempo sigue fortaleciendo los lazos de amistad, e incluso familiares, ya que estos dos oficiales de la reserva, que actualmente lideran la Reserva del Comando Aéreo de Combate No. 3, también son ‘compadres’ luego de que el Efraín Rodríguez hace más de 10 años convirtió a Antonio Rueda en el padrino de su primogénito.
Ellos por su parte en su carrera han sido oficiales destacados, cumpliendo con labores como comandantes de cursos de formación de P.O.R., formando la nueva generación de oficiales en los cuales inculcaron la mística y el amor por la patria, que en ellos había sido un sentir progresivo a lo largo de sus años como oficiales.
Hoy en día la labor del Comando de Apoyo a la Misión del CACOM 3, es la figura bajo la cual los Profesionales Oficiales de la Reserva en cabeza del Teniente Coronel Rodríguez y Rueda, continúan fortaleciendo las labores de este grupo, así como los lazos con las personas que vienen en generaciones del futuro, esperando que lleguen a liderar el rumbo de quienes continuamente apoyan de forma desinteresada y voluntaria a las comunidades en La Guajira, Magdalena y Atlántico.
