Ser piloto militar, un vuelo que empezó siendo un sueño
Ver a su padre servir a los colombianos como Suboficial, siendo controlador de tránsito aéreo e inmerso directamente en la operación de diversas aeronaves de todos los tamaños y capacidades, además, crecer dentro de una Base Aérea como el Comando Aéreo de Combate No. 2, CACOM 2, inspiró desde niño al Alférez Sebastián Cruz a querer ser parte de su Fuerza Aeroespacial Colombiana, ingresar como piloto militar y surcar el cielo en defensa del país.
Con determinación y esfuerzo ingresó al curso 98 de Oficiales en la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suarez en Cali, teniendo como objetivo ser de la especialidad de vuelo y recibir formación como piloto, luego de completar los tres años de entrenamiento académico y militar, fue enviado a la Escuela de T27 Tucano en el CACOM 2, ubicada en la vereda Apiay de Villavicencio, Meta, para realizar su instrucción básica de vuelo, estando inmerso por varios meses en todo lo que rodea la tan anhelada experiencia de volar, cumpliendo las exigentes fases como el pre-solo, instrumentos, formación, nocturno, crucero y NVG.
Se escucha en altavoz por la radio frecuencia desde el vehículo de bomberos aeronáuticos un emotivo saludo, “Gracias a Dios, a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos e instructores por creer en este sueño y apoyarme, estoy muy feliz”, son las palabas que expresa el Álferez Cruz desde el aire a bordo del poderoso T27 Tucano, al llegar después del crucero, que fueron vuelos hacia diferentes regiones del país, para que conociera él y sus siete compañeros de curso, los aeródromos y las diferentes situaciones que se pueden enfrentar según la geografía.
Tras su aterrizaje exitoso, como es tradición, Cruz y sus códigos, como se les llama a los oficiales o suboficiales que pertenecen al mismo curso al que ingresan a la escuela de formación militar, fueron recibidos por sus familiares y comandantes de la Unidad en una sencilla, pero muy significativa ceremonia en la rampa, conmemorando el logro por el que llevaban casi cuatro años luchando y Sebastián toda la vida soñando: ser pilotos militares de la Fuerza Aeroespacial.
Así como él, muchos jóvenes que deciden servir a los colombianos convirtiéndose en pilotos militares de su Fuerza Aeroespacial Colombiana se gradúan semestralmente, sobreponiéndose a los obstáculos, superando retos propios de la profesión de las armas, surcando el cielo infinito y demostrando que así se va a las estrellas y se alcanza el sueño de volar.