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Un servicio militar que transforma vidas y proyecta ilusiones

La prevención de riesgos operacionales es una política inherente al principio de seguridad de su Fuerza Aérea Colombiana, las acciones implementadas para preservar la vida de las tripulaciones y las óptimas condiciones de las aeronaves son el resultado del análisis riguroso del área de operación y los factores externos que pueden afectar, de alguna manera, el desarrollo normal de una misión aérea. Las lecciones aprendidas tanto en nuestro país como a nivel mundial fueron una de las premisas bajo las cuales se adoptó el programa B.A.S.H. (Bird Aircrat Strike Hazards) en la Institución; el Comando Aéreo de Combate No. 2, CACOM2, es una de las unidades que cuenta con esta novedosa y acertada iniciativa que, aunado a las capacidades de la Fuerza y su equipo de profesionales continúa garantizando con eficiencia y total contundencia, la seguridad y bienestar de nuestros compatriotas.

Este programa en la unidad es manejado por el personal del Departamento de Seguridad Operacional DESOP, que desde el mes de enero recibió y destinó a un semoviente canino a la sección de Bomberos Aeronáuticos para ejercer control del peligro aviar en la zona de despegue y aterrizaje. La incorporación de este cuadrúpedo, de nombre Konor, exigió también de la capacitación del responsable y guía del animal, un soldado de 21 años de edad perteneciente al tercer contingente del 2019, quien lleva prestando servicio militar por cerca de catorce meses.

Se trata de Cristian Norbey Beltrán Acosta, un joven Cundinamarquense del municipio de Medina que decidió ser soldado de su Fuerza Aérea movido por el prestigio, legitimidad, desempeño y talento humano que ostenta la Institución. Se incorporó siguiendo el consejo de amigos reservistas que ya habían culminado su servicio y lo motivaron a dar ese gran paso en busca de su libreta militar, muchos le aconsejaron que una vez dentro, buscara ser parte del Escuadrón de Bomberos pues consideraban que era uno de los cargos más privilegiados para los soldados.

Las anécdotas de sus conocidos y su actual situación laboral, después de recibir la libreta de primera clase, fueron los motivos por los que Beltrán inició su proceso de inscripción, teniendo como meta, ser Bombero Aeronáutico. En entrevista, el joven soldado nos cuenta si logró su propósito y qué se encontró a su ingreso.

¿Cómo vivió la fase de adaptación a la vida miliar?

Fue una etapa bastante diferente al diario vivir, uno reconfigura su estilo de vida, en casa uno se levanta cuando uno quiere, hace las cosas como considera que están bien y al gusto individual, en una institución militar las cosas son diferentes, las normas se deben cumplir tal como se ordenan, a muchos esto les genera conflicto debido a que en casa muchas veces no respetan ni valoran lo que con esfuerzo nuestros padres nos dan, a mí no me desestabilizó ni por un instante, como tenía amigos que ya habían prestado servicio y me contaron cómo era, cuál era la dinámica y las diferentes actividades, entonces me mentalicé de que iba hacer duro pero con disciplina lograría generar un buen ambiente.

Mi decisión de seguir el consejo de mis amigos reservistas se fortaleció porque basado en sus historias me pude dar cuenta que apoyaban a los soldados a seguir adelante, brindándoles estudio y orientación, acompañamiento psicológico para que los soldados se realicen como personas, yo lo percibí como un espacio para crecer, como militar y profesional; decidí que debía ser parte de la Fuerza Aérea para lograr un mejor fututo aportando con ello a la seguridad de mi familia, mi región y mi país.

¿Cómo llegó a ser parte de la sección de Bomberos Aeronáuticos?

Retomando lo dicho anteriormente, antes de presentarme para prestar mi servicio por lo comentado con mis amigos, me propuse de algún modo u otro, ser bombero aeronáutico y lo que me llevó a conseguirlo, fue ser buen soldado, desempeñarme de manera sobresaliente y comedida, ese comportamiento generó que me recomendaron para venir a bomberos. Después de los dos meses de la instrucción que se recibe en el Comando Aéreo de Combate No. 1 ubicado en Palanquero, nos trasladaron a las unidades de destino, en mi caso CACOM2, aquí recibí una nueva capacitación de una semana y posteriormente los mejores 5 soldados fuimos citados, de esa reunión escogieron 2 para ser Bomberos Aeronáuticos, dentro de esos fui privilegiado yo.

¿Cuándo llegó a la sección qué fue lo primero que hicieron?

Nos dieron unos días, para podernos incorporar al cuerpo de bomberos, recibimos instrucción y los doble comando, que es el acompañamiento de los antiguos que había en ese momento, ellos nos enseñaron todo el tema de la reacción, de la prestación de los servicios de línea y todo lo que se hacía en la estación de bomberos.

¿Cómo fue el proceso para convertirse en el manejador de Konor y ser el primer guía canino del programa B.A.S.H en el CACOM2?

Yo me encontraba prestando mis servicios normales en la sección de bomberos; al salir el proyecto para el “Control Peligro Aviar” con un canino, mi Teniente Sánchez, nos citó a un código y a mí, por ser los únicos que cumplíamos los requisitos, uno de ellos, ser bachiller. De los dos me escogieron a mí, de ahí me enviaron a curso al Comando Aéreo de Mantenimiento, CAMAN. El curso inició el 7 de noviembre y duró alrededor de un mes, sin embargo, al ser una nueva especialidad, me dieron 20 días más porque era una nueva especialidad y necesitaba aprender más acerca de los comandos y el manejo de los perros.

¿Creé que este tiempo de servicio lo proyecta en la vida civil?, ¿Por qué?

Pues la verdad sí, uno únicamente no sale cómo un soldado, sale como una persona renovada, la Fuerza Aérea le da la oportunidad de ser alguien más, quienes se desempeñan bien, son privilegiados, les dan ciertos beneficios como por ejemplo cursos de caninos, bomberos, escolta, panadería, entre otros; uno ingresa y no viene a perder el tiempo, por así decirlo, salimos especializados en algo, la Institución le da una base en algo para que uno pueda continuar con un proyecto de vida. Los que pasamos por una institución militar salimos con una expectativa diferente, nuestros valores son fortalecidos, somos más responsables, disciplinados, agradecidos con nuestras familias y dispuestos a salir adelante.

¿Qué proyectos tiene después de su licenciamiento?

Quiero realizar una carrera, probablemente, una ingeniería civil o industrial y programarme para la vida; mi tiempo aquí fue cómo un espacio de reflexión, de autoconocimiento y de cambio, una etapa en la cual pude darme cuenta de las capacidades que puedo tener y lo que puedo llegar a ser, gracias al nivel de exigencia que se maneja. La Fuerza Aérea me enseñó que la mente puede más que el cuerpo, que no hay que darse por vencido, que, si alguien se propone seguir adelante, lo puede lograr.

¿Qué piensas del servicio y qué le dirías a las personas que no lo avalan?

Yo les diría a esos jóvenes que no han vivido esta experiencia que tienen que vivirla para amarla, que no se dejen llevar por lo que opina gente que no ha prestado servicio. Yo les diría que conocieran más acerca de la Fuerza Aérea, que es una Institución que se esmera por proteger a los colombianos, que apoya a la población cuando más lo necesita, la que está ahí en situaciones de crisis, porque es una Fuerza amable que acompaña y cuida a la población.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 2

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