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Despertando sonrisas y conocimientos, apartando los niños de la guerra formándolos para la paz

Desde hace más de doce años, la Fundación Evolución del Pensamiento nació en el kilómetro seis, vía San Pedro de los Milagros, a la entrada del Cerro El Picacho en Medellín, Antioquia; fue una iniciativa de un pedagogo oriundo de Manizales, quien quiso dejar huellas en los corazones de los pequeños habitantes de esta zona rural.

Su Fuerza Aérea Colombiana, estuvo acompañando a algunos de los niños en su jornada, conociendo sus historias, compartiendo con ellos libros, kit escolares y alimentos, así mismo, recibiendo de ellos gratitud y lecciones de vida.

“La Fundación tuvo su origen en una finca arrendada, con un grupo de 15 niños y la ilusión de poder robarle uno solo a la violencia, a las bandas de barrio y a la falta de oportunidades, con el pasar de los días fueron llegando más niños buscando apoyo, a la fecha tenemos 130 niños y adolescentes que asisten cuatro días a la semana, expresó el Docente Marino Velásquez Peláez, con una voz alegre.

Años después, la Fundación tiene el orgullo de haber aportado a la realización de los sueños de seis jóvenes quienes actualmente hacen sus carreras profesionales, otros de ellos participando en importantes competencias, dejando en alto el nombre de Colombia en el exterior, por ejemplo, Leidy una pequeña de 12 años quien representó al país en un concurso de robótica y programación en Estonia, el país más digital del mundo, ubicado en Europa del norte, esto, patrocinado por diferentes instituciones educativas que han querido sumarse a este esfuerzo conjunto.

Madres cabeza de hogar también ponen su granito de arena, ayudando con las labores domésticas, mantenimiento de jardines y zonas comunes, la sonrisa en sus rostros deja ver la satisfacción del deber cumplido y un corazón rebosante de felicidad al ver en sus hijos mejores seres humanos, yo vivo en una casa muy humilde pero está llena de amor, ayudo aquí en la fundación, soy madre soltera y estoy feliz de que mi hija este aquí, aprendiendo, donde es valorada, donde le inculcan respeto y aprecio por los demás, el profe ha sido como un padre para ella, esto nos cambió la vida y así mi niña puede apartarse también de malos pasos y ser alguien en la vida, con un futuro mejor” expresó Amparo, una mujer a quien la violencia la ha golpeado en diferentes circunstancias, hoy agradece a Dios la oportunidad de estar en este lugar.

Estas familias vulnerables reciben de Marino, el Profe como le dicen en la Fundación, de su esposa Dora y su hija Karen, no solo alimentación, sino principios, formación en valores a cambio de unas buenas notas en sus colegios, como requisito para seguirlos apoyando con su proceso estudiantil.

Cada período académico los niños y jóvenes deben presentar sus notas, buenos resultados son la única exigencia que tenemos, que además sirve para motivarlos y garantizarles el acceso a mejores oportunidades. Ellos se motivan constantemente, a través de la lúdica se les imparte conocimiento y lecciones de vida, reciben formación en programación neurolingüística y acompañamiento psicosocial que permiten conocer de cerca su situación, para realizar un mejor acompañamiento, dio a conocer Marino.

Caras felices se notan en estos pequeños que caminan desde sus casas los días, martes, jueves, viernes y sábados, con la ilusión de llenar no solo sus estómagos, sino también sus corazones.

Actividades como esta, hacen que los integrantes de su Fuerza Aérea Colombiana extiendan sus alas de la esperanza a lugares olvidados y precisamente hagan visibles a estos líderes del futuro, que se están formando y requieren apoyo para encontrar mejores oportunidades de vida, así apartarlos de la violencia y ganarlos para la paz.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM No.5

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