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El inicio de una larga vocación de servicio para proteger a los colombianos

El Técnico Segundo Alba, suboficial de la Especialidad de Seguridad y Defensa de Bases, es reconocido entre sus superiores y subalterno por ser una persona abierta, carismática, espontánea y servicial, a quien le brota su pasión por lo que hace, pues integra un selecto grupo de rescatistas de personal, quienes logran brindar un impulso de vida a quienes lo necesitan.

El Suboficial Alba es oriundo de Bogotá, hijo de un operario de máquina pesada y de una a abnegada ama de casa; es hermano de un Técnico Cuarto de la Institución, que también decidió seguir este hermoso sueño del eterno azul para defender a nuestra nación. Actualmente sus compañeras constantes son su amada esposa y su hija de un año.

Recuerda que siempre tuvo un muy buen rendimiento en sus años escolares, siendo acreedor a varias becas y reconocimientos por ello, cuando cursaba grado 10º, algunos matices de la institución del eterno azul, empezaron a abarcar su proyecto de vida, pues tuvo acceso a un simulador de vuelo que le obsequiaron a un amigo y con quien departía frecuentemente; desde allí, los cielos empezaron a hacerle un llamado especial y tomó la decisión de realizar su proceso de incorporación como suboficial en la Fuerza Aérea Colombiana.

Con una evidente emoción, el Suboficial recuerda que cuando se encontraba en espera para realizar una fase del proceso, vio a un joven en overol con las siglas ‘RP’ en su pecho; indagó y le dijeron que ese uniformado era rescatista y que si él ingresaba podía serlo también. Este quizá, fue el momento en el que empezó su amor por esta especialidad, amor que logró sellar cuando ya era alumno en la Escuela de Suboficiales Andrés M. Díaz al ver una imagen en la cual también aparecía un joven en overol con las siglas RP y con la frase: “Lo más cercano a crear una vida, es salvarla”, con este lema que ha inquietado a otros miembros de la especialidad, inició un nuevo sueño, “cuando vi esa imagen, yo dije: ¡eso es lo que quiero ser!” aseguró el T2. Alba.

Definido su proyecto de vida, ingresó al curso 81 el 15 de enero del 2007 a la edad de 16 años en ESUFA, siendo por ello uno de los más jóvenes de su curso. Finalizando su formación en el Alma Mater de los suboficiales, logró posicionarse como uno de los más destacados, de modo que tuvo la oportunidad de seleccionar especialidad, la cual, siendo coherente con su sueño, no dudó ni un segundo y escogió Seguridad y Defensa de Bases Aéreas. Durante su permanencia en la ESUFA realizó los siguientes cursos: SAR (Search and Rescue) con la Defensa Civíl; Defensa de Bases; contraguerrilla; paracaidismo de línea estática y en su último año de alumno, viajó a la IAAFA (Inter-American Air Forces Academy) en EEUU, realizando allí un exigente curso de destreza terrestre.

Una vez ascendido al grado de Aerotécnico es destinado al Comando Aéreo de Combate No. 2 donde a los pocos meses hizo el curso de recuperación de personal y posteriormente su anhelado curso de Rescate de Personal. El señor suboficial narra con orgullo y satisfacción lo aprendido en este curso, el cual cuenta con un riguroso plan de formación que incluye una prueba de natación como conducta de entrada, capacitación en primeros auxilios, una fase de supervivencia y una fase de vuelo en la que se realizan rescates simulados. Recuerda que apenas finalizó su curso recibió de forma inmediata su disponibilidad como RP (rescatista de personal).

Su primera experiencia fue rescatar a unos heridos del Ejército Nacional tras un combate con las FARC en el área general de La Macarena a las 23:00hrs aproximadamente. La adrenalina de ese primer rescate es algo que aún prevalece, “en lugar de haber sentido miedo por lo que vi en esa ocasión, me motivé más, pues sentía que estaba aportando un granito de arena. Es una gran labor la que hacemos y más, cuando somos nosotros quienes hemos visto en primera fila los efectos de la guerra” afirmó el suboficial.

En su trayecto en el departamento del Meta, Alba ha logrado participar en misiones de Búsqueda y Salvamento ‘Ángel’, desplegadas para salvar las vidas de bebés, niños, mujeres en embarazo, adultos mayores y ciudadanos que quedaron atrapados, aislados e incomunicados por las crecientes súbitas de los diferentes ríos de los Llanos Orientales. El más reciente, involucró la protección de la integridad de una familia de campesinos en el municipio de Medina, Cundinamarca, al preguntarle qué es lo que más le apasionada de su labor y de este tipo de requerimientos, mira al cielo y expresa que su Fuerza Aérea es una hermosa institución que le da la posibilidad de llegar hasta sitios remotos a aplicar sus conocimientos para ser luz, esperanza o uno nueva oportunidad para otras personas que se encuentran atravesando una situación complicada.

“La felicidad que proyectan, es la mayor recompensa que uno recibe después de cada rescate, eso es lo que reafirma día a día está vocación de servicio que prometí a mi patria, cuando dije ‘sí Juro’”.

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