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La primera mujer que se convertirá en tripulante de un avión de carga de su Fuerza Aérea Colombiana.

Anteriormente los cursos regulares de Oficiales y Suboficiales eran exclusivos para hombres, no era bien visto que las mujeres desempeñarán cargos en las Fuerzas Militares que eran “sólo” para ellos. Con el paso de los años, las mujeres superaron las expectativas y rompieron este estereotipo logrando que en el año 2000 se graduarán las primeras mujeres oficiales de la Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suárez”. Convirtiéndose así, en el inicio de una etapa importante en la incorporación de las mujeres, visibilizando y reconociendo el rol de ellas dentro de las filas.

Es así como en el 2013 la Escuela de Suboficiales “CT. Andrés M. Díaz” de la Fuerza Aérea Colombiana dio el siguiente paso abriendo el curso regular para mujeres, brindando la oportunidad de acceder a la formación aeronáutica y castrense a las jóvenes colombianas. Al año siguiente ingresa a la Escuela una joven con el sueño de volar y surcar la inmensidad del cielo azul.

Siendo la primera dentro de su familia, con la ilusión de convertirse en militar, emprendió el abnegado y difícil camino de los que escogen comprometerse con la protección de Colombia, una elección que hoy en día agradece haber tenido el coraje de tomar.

Su amor por la aviación surgió desde el colegio, cuando una tarde recibió una charla de la Fuerza Aérea Colombiana y desde ese momento empezó a florecer en ella el deseo de pertenecer a la Institución más querida por los colombianos, pero sin imaginar que su destino ya había sido marcado con anterioridad.

La primera vez que tuvo contacto con la Fuerza Aérea tenía apenas 7 años. Siendo una niña, su madre logró conseguir un vuelo de apoyo a San Andrés, gracias a conocidos que tenía en la Fuerza, viajando en el Hércules C-130, una vez en la isla la pequeña Nathaly pudo conocer el Grupo Aéreo del Caribe, ver la base y conocer a esos místicos militares que reflejaban sabiduría, carácter, disciplina y responsabilidad fue la experiencia que marco su vida, una que hasta tiempo después se dio cuenta que era una casualidad que la ayudo a tomar la decisión de incorporarse.

El 13 de enero de 2014, ingresó a la Escuela de Suboficiales “CT. Andrés M. Díaz con una maleta llena de ilusiones, sabiendo que el camino que le esperaba estaría lleno de retos y con la incertidumbre de saber cómo sería su estadía en aquella Institución pero con el carácter que la ha identificado siempre. “Sabía que iba a ser duro, pero también sabía que sin importar las pruebas pondría todo mi empeño para cumplir mi sueño” dice al recordar ese día.

Ingresó como integrante del curso No. 88 de Suboficiales Regular y desde el inicio comenzó a destacarse por el resto de sus compañeros, siendo además la única mujer de su especialidad, Abastecimientos Aeronáuticos y primer Puesto de la misma. Esta bogotana, de padres docentes, alcanzó logros con gran esfuerzo y dedicación, todo gracias a su disciplina y fuerza de voluntad.

Durante su segundo año de Escuela fue nombrada Distinguida Mayor, el máximo grado entre los alumnos de la Escuela. Estando en esta posición trabajó incansablemente para dejar en alto el nombre de la mujer, siendo ejemplo para las alumnas que la precedían, sabiendo que marcaría un camino que ellas podrían seguir, eso la llenaba de ilusión y le hacía entender su importante papel dentro de la Institución, formar a través del ejemplo y la exigencia los principios y valores propios de una dama del aire.

Con este pensamiento se graduó el 26 de agosto de 2016, siendo asignada al Comando Aéreo de Transporte Militar- CATAM, se presentó el 12 de septiembre del mismo año, asumiendo la dependencia de contratación del Grupo Técnico. Fueron tres años en los que puso a prueba su inteligencia y fuerza de voluntad para aprender temas nuevos, demostrando una vez más sus capacidades al salir exitosa de dicha dependencia.

Actualmente trabaja en el Grupo Técnico en el Escuadrón Abastecimientos, demostrando que las mujeres dentro de la Fuerza Aérea pueden desempeñar todo tipo de cargo. A sus 23 años, siendo Técnico Cuarto se convertirá en la primera mujer tripulante de un avión de carga, marcando una vez más un precedente en la historia de la Fuerza, una mujer que le ha apostado todo a su sueño de volar.

Se le ha asignado el Boeing 727 “Vulcano”, donde tendrá la oportunidad de desempeñarse como maestro de carga 3, cumpliendo funciones de verificación de peso admitido en la aeronave, alistamiento de la carga, seguridad y protección de los pasajeros en vuelo. Demostrando que ser mujer no es limitante para desempeñar ningún cargo o labor, sino que es una oportunidad para sobresalir y demostrar que con esfuerzo, dedicación y amor se puede cumplir cualquier meta por más difícil que parezca.

El Vulcano tiene la capacidad de llevar pasajeros, para lo cual se instala silletería o puede ser habilitado para llevar carga. Es por esta razón que la tarea a la que se enfrentará pondrá a prueba su destreza con el cargue y descargue del avión, tendrá que acomodar pallets, estar pendiente de las puertas laterales y trasera, asegurarse que en la pista de destino haya un montacargas de capacidades apropiadas para sacar los pallets con la carga, tareas pesadas que son asociadas a los hombres pero a las cuales no teme enfrentar.

“Sé que será difícil, que será un reto que debo asumir para llegar a donde quiero llegar, pero sé que lo lograré” con esa determinación que la caracteriza se prepara para asumir esta nueva etapa.

Finalmente agradece haber tenido el coraje y la oportunidad de incorporarse en la Fuerza Aérea Colombiana, no se arrepiente de ninguna de las experiencias que la han llevado al lugar en el que se encuentra hoy. “todo lo que soy, todo lo que seré y todo lo que tengo es gracias a mi Fuerza Aérea y espero poder darle todo de mí y aportar a mi Nación desde donde estoy” dice con una sonrisa llena de ilusión.

"Así se va a las Estrellas"

Autor
Comunicaciones Estratégicas CATAM

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