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‘Lanza’, una tradición familiar al servicio del país

Un abuelo General del Ejército Nacional y un padre Mayor de esta misma Fuerza, lo motivaron a pertenecer a la Fuerza Aérea Colombiana.

Oriundo de Bogotá D.C, el Coronel Rodrigo Velandia desde muy pequeño encontró la inspiración para convertirse en un Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana, cuando viviendo en diferentes Unidades militares veía aterrizar aeronaves del Ejército Nacional y de la Fuerza Aérea Colombiana, lo cual, despertó su admiración por los hombres que piloteaban estas aeronaves, ya que era casi como por arte de magia que estos ángeles de acero podían romper las reglas de la física emprendiendo el vuelo una y otra vez.

Es por esto que se el Coronel Rodrigo Velandia, habló un poco más sobre lo que ha sido su vida militar, relatando los momentos más emotivos en ella, sus anécdotas y como se despide del cargo de Comandante del Comando Aéreo de Combate No. 3, en la Unidad que ha sido su casa desde muy joven, la cual lo acompañó en su crecimiento tanto personal como profesional, dándole grandes satisfacciones que jamán imaginó, llegando a liderar su rumbo hacia el futuro.

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¿Hay alguna anécdota especial que recuerde de sus inicios en la carrera militar?

Pues yo inicié muy joven en la Fuerza Aérea Colombiana, esta era mi opción número uno, porque si no pasaba, quería estudiar producción de cine y televisión, pero gracias a Dios tuve la oportunidad de empezar mi carrera militar un 12 de enero de 1993, cuando tenía 17 años e inicié en este camino que, aunque parece corto está lleno de experiencias de las cuales en este momento recuerdo dos al iniciar mi carrera militar. La primera fue que siendo cadete de segundo año logré ocupar el primer puesto de en estudios militares, lo cual me hizo sentir orgulloso de mi esfuerzo, ya que evoca en mí el primer reconocimiento en la Fuerza.

Otro de los recuerdos que vienen a mí, está relacionado con el Comando Aéreo de Combate No.3, ya que yo pisé por primera vez esta Unidad siendo Alférez cuando inicié mi curso de vuelo en T-37, llegué luego de haber ocupado uno de los primeros puestos volando T-41 mentor con un puntaje de 4,8, pero jamás me imaginé llegar a liderar esta hermosa Unidad que custodia el Caribe colombiano, una región que se convirtió en mi segundo hogar.

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¿Hay alguna operación que recuerde especialmente como piloto militar?

Pues recuerdo una muy especial de un bombardeo en la Sierra del Perijá, en la que se realizó una entrega de bombas manual, algo que hoy en día no se hace porque los sistemas son más avanzados, pero en esa época no contábamos con esas facilidades, por eso era muy difícil tener resultados operacionales con esos procedimientos requería mucha más precisión. Pero en esa oportunidad tuvimos la fortuna de abatir el objetivo, afectando en gran medida el frente de las extintas FARC que se encontraban en el punto que nos habían dado, lo cual fue extraordinario en septiembre de 2005.

Luego de esto recibí mi primera medalla de orden público, con el grado de Teniente, lo cual marco el inicio de muchas otras operaciones que realizaríamos en el Caribe con los poderosos A-37 Dragonfly, que trajeron consigo paz y seguridad para todos los colombianos del Caribe, marcando una pauta me trajo en el camino más éxitos operacionales en diferentes regiones donde se requería del apoyo de su Fuerza Aérea.

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¿Qué enseñanza les daría a sus subalternos?

Pues recuerdo una historia que viví volando Fokker, porque íbamos para Tumaco con el señor presidente, pero había mal tiempo y mi General el que estaba encargado de Casa Presidencial, nos dijo que teníamos que aterrizar porque el avión ya se estaba moviendo mucho generando algo de estrés y preocupación entre los pasajeros. Por ende, debíamos procurar llegar al punto lo más rápido posible, en ese momento el copiloto se estresó bastante, ya que, con el señor presidente a bordo, pensó incluso en aterrizar en otro lugar más cercano, pero yo sabía que podíamos salir de la turbulencia y aterrizar en el destino al cual se dirigía la comitiva.

Finalmente logramos aterrizar llegando sin novedad al destino que se había solicitado; entonces mi consejo para las futuras generaciones es que a pesar de la presión o las dificultades que podamos tener en nuestro entorno, debemos mantener la calma y pensar en la solución más efectiva, sin permitir que estos factores afecten nuestra toma de decisiones, porque muchas veces como seres humanos erramos en el afán de cumplir, perdiendo de vista que lo importante es hacer lo que se debe hacer, como se debe hacer.

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¿Cuál es el mejor recuerdo que se lleva?

El mejor es haber podido ser Comandante del Comando Aéreo de Combate No.3, porque me permitió fortalecer mi aptitud de liderazgo, especialmente con entidades externas a mi Fuerza Aérea Colombiana, haciendo nuevos amigos, trayéndole recursos a la Unidad que fortalecieron las capacidades e incluso mejoraron las instalaciones de esta, es una experiencia de liderazgo que algunos tenemos el privilegio de vivir y es algo que deseo que nuestros Oficiales puedan vivir.

Al finalizar la entrevista el Coronel Velandia ‘Lanza’ agradeció y exaltó la importancia que tiene el trabajo en equipo, ya que, en su concepto, ningún éxito operacional en su Fuerza Aérea es posible sin el trabajo articulado de hombres y mujeres que tienen capacidades distintas, talentos en cada una de sus áreas, desde el encargado de operaciones hasta las señoras que realizan labores de aseo, son supremamente importantes para cumplirle a los colombianos con la misión de volar, entrenar y combatir para vencer.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 3

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