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Nuevas estrategias de seguridad operacional para el aeródromo del CACOM2

Desde el año 2018, el Comando Aéreo de Combate No. 2 (CACOM2) emprendió un proyecto con el objetivo de innovar en recursos para el control y mitigación del peligro aviar, que permita garantizar el cumplimiento de la misión institucional de Volar, Entrenar y Combatir para defender la soberanía, la independencia, la integridad territorial y los fines del Estado Colombiano.

Es así que en coordinación con la Escuela de Instrucción Canino Militar (ESCAM), ubicada en Madrid, Cundinamarca, el 26 de abril de 2018 se efectúa la adquisición de primer semoviente canino de raza Border Collie, quien recibe el nombre de “Connor” y, durante un lapso de (19) diecinueve meses es adiestrado en obediencia básica, ejercicios cognitivos y de atención, entre otros, todos, orientados al desarrollo de labores de control aviar.

En noviembre de 2019, el Soldado de Aviación Beltrán Acosta Cristian Norbey fue asignado a la Sección de Bomberos Aeronáuticos del CACOM-2, para recibir el curso de (90) noventa días como manejador canino y establecer el vínculo de binomio con el semoviente canino. El 24 de e nero de 2020, finalizó el proceso de instrucción, con el traslado del animal a la Base Aérea Capitán Luis Francisco Gómez Niño en Apiay, Meta, fecha en la que se puso en marcha este plan piloto con él.

Una vez en la Unidad de destino, el Canino fue sometido a un periodo de habituación de 40 días, con el fin de prevenir afectaciones como el popularmente conocido “golpe de calor”, deshidratación, y demás posibles síntomas asociados al cambio de clima. Asimismo, este tiempo permitiría que “Connor” se adapte al entorno donde se desempeñaría, pues su tarea estaría estrechamente relacionada con el éxito de las operaciones aéreas, lo cual implicaba estar cerca de las aeronaves, directamente en la zona de seguridad, sobre la pista, calles de rodaje y rampas, donde cualquier otro animal es considerado como un peligro para el desarrollo de misiones aéreas.

El periodo de adaptación finalizó sin contratiempos y con un muy prometedor resultado; fue entonces cuando el Soldado Beltrán y su fiel compañero “Connor” asumieron el gran reto de ser pioneros en el programa de prevención de colisión contra aves y/o vida silvestre B.A.S.H. (Bird/Wildlife Aircraft Strike Hazard).

Diariamente, a primera hora inician su labor de búsqueda e identificación de nidos, principalmente lechuzas y alcaravanes, que frecuentemente depositan sus huevos en la zona verde que se encuentra en las inmediaciones de la pista. Tras la detección, en coordinación con la oficina de medio ambiente del CACOM-2, se llevaba a cabo la reubicación de estas especies en la reserva natural “El Morichal”, situada al sector suroccidente de la Unidad.

En principio, la jornada daba inicio sobre las seis de la mañana, hora en la que se escuchan los primeros motores PT6A-25C de las aeronaves T-27 Tucano, equipos de vuelo dispuestos para dar instrucción básica a los pilotos militares de nuestra Fuerza Aérea Colombiana. Mientras las tripulaciones se preparan para comenzar su entrenamiento, un personal a bordo del vehículo de control de fauna silvestre (FS) de la Sección Bomberos junto a “Connor”, esperan que el llamado de la torre de control les advierta de la presencia de aves. Esa luz verde para proceder a realizar la asistencia de dispersión BASH, la generan las tripulaciones, y una vez emitida, el soldado Beltrán guía al canino para que ahuyente las aves y las aleje del área de maniobra de los aviones tanto de ala fija como rotatoria.

En este punto, la obediencia se centra en el adecuado empleo de señas, silbidos y comandos de voz, manteniendo al máximo el nivel de alerta, pues debe garantizar que “Connor” atienda sus llamados en todo momento y en caso de no hacerlo, corregir cualquier conducta inapropiada, para efectuar el ejercicio con todo cuidado y garantizando que no se haga daño a las aves.

Durante los meses de febrero y marzo del 2020, “Connor” logró identificar 10 nidos que se encontraban en la zona de seguridad de la pista, calles de rodaje y rampas, constituyendo este resultado como la primera gran victoria en la mitigación del riesgo, pues la reducción de nidos disminuyó de manera directamente proporcional, el número de avistamientos e impactos contra las aeronaves.

Fruto del arduo trabajo de este Binomio, fue posible evidenciar que los avistamientos de aves en inmediaciones de la pista, pasaran de 46 en abril a 27 en el mes de mayo y 11 finalmente en junio. A seis meses de la implementación del proyecto, se evidenciaban buenos resultados con la reducción en el número de aves que permanecían en el sector. Las cifras de reducción respaldaban el triunfo del proyecto, pero era hora de explotar al máximo esta estrategia, el equipo de profesionales que hacen parte del departamento de Seguridad Operacional, querían ir más allá, lograr reducir aún más, el número de impactos con aves, fue un reto complejo pues con la llegada de “Connor” y su manejador, lograron sacar del área los nidos en la zona de seguridad, una y otra vez se preguntaron ¿Cuál podría ser la razón de que aún se generen impactos con aves?, y tras un análisis exhaustivo, decidieron replantear la estrategia e implementar una nueva fase en la que la misión era superar los obstáculos de la oscuridad.

Equipados con linterna y chalecos reflectivos, Beltrán y “Connor” se encontraban listos para ahuyentar las aves que en la noche se posicionaban sobre la pista. Sin duda alguna, esta actividad constituía un verdadero desafío, pero de nuevo, la disciplina y constancia en el entrenamiento permitieron perfeccionar la técnica, consiguiendo una reducción progresiva en los impactos con aves, de manera que en los meses de noviembre y diciembre el registro disminuyó a cero los incidentes asociados a impactos con aves. Para este punto un nuevo soldado se sumó a la estrategia, después de recibir el exhaustivo entrenamiento como manejador, se incorporó a este equipo de trabajo para comenzar a crear el vínculo con el canino, pues sería él, quien relevaría a Beltrán en esta ardua labor.

En total, durante el 2020 se efectuaron más de 11.028 operaciones entre despegues y aterrizajes donde tan sólo en 24 ocasiones se presentaron reportes de impactos con aves.

En el transcurso del 2021, el soldado Arevalo demostró la excelente sinergia alcanzada entre él y “Connor”, donde atendieron 65 llamados por avistamientos de aves tipo, gavilán, alcaraván, garzas, chulos, entre otros, contribuyendo con la seguridad operacional del CACOM-2, y por ende, en el desarrollo exitoso de las operaciones militares aéreas que no sólo fortalecen la seguridad nacional, el mantenimiento del orden público y la vigilancia a zonas de especial protección sino que le permiten a este comando desplegar sus alas de metal en misiones que benefician a la población civil, sobre todo en estos tiempos de pandemia, que nos han permitido llegar a diferentes departamentos con toneladas de ayudas humanitarias.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 2

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