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Nuevos caminos por emprender, pero agradecido con la Institución que me vio crecer

Decir adiós nunca ha sido fácil, pero siempre llega el momento de cerrar ciclos y abrir nuevas puertas en nuestra vida. Esta es la historia de Erick Martínez, Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana, quien decidió luego de 20 años de servicio terminar con este ciclo.

-¿Quién es el Mayor Erick Camilo Martínez Galeano?

Soy el segundo hijo de una familia de cinco, me llevo un año con mi hermano mayor que es Oficial de la Armada y cuatro años con mi hermana menor que es médica. Mis padres viven en Bogotá, lugar en donde nací y viví durante 17 años.

Durante mi niñez estudié en colegios privados y oficiales, en zonas del sur y centro de Bogotá, todo ajustado a los esfuerzos económicos que tiene que hacer una familia de tres hijos. Finalicé el bachillerato en el colegio Ramón B Jimeno, perteneciente a la Empresa de Acueducto de Bogotá, donde trabajaba mi papá y de donde salió pensionado al completar 20 años laborales. Mi madre, secretaria de profesión, laboró en la misma empresa de mi papá y en una inmobiliaria, para después dedicarse a la tarea más difícil: criar a tres hijos.

Ingresé a la Escuela Militar de Aviación (EMAVI), para integrar el curso No. 75 de Oficiales, becado por mi colegio, al haberme graduado como primer puesto y obtener el mejor puntaje del ICFES de mi promoción.

-¿Por qué decide ser militar e ingresar a la Fuerza Aérea Colombiana?

Creo que siguiendo un nivel de rebeldía que todos los jóvenes experimentan, necesitaba una carrera que empezara a darme independencia, para mí, la mejor opción era hacer una carrera militar, salir de mi casa y viajar a una ciudad nueva para mí, Cali. Además, el país estaba atravesando por situaciones difíciles de conflicto y era un reto poder estar en un lugar donde se podría ser parte del cambio que en ese momento todos los colombianos anhelábamos.

-¿Cómo inició este viaje?

El 12 de enero de 1999, abordé un C-130 en el Comando Aéreo de Transporte Militar, para iniciar esta travesía que hoy completo. Junto con otros 99 compañeros, de los cuáles solo salimos graduados 54, tuvimos la oportunidad de vivir 4 años, con experiencias que en este momento solo se explican en la adrenalina que se sentía el estar bajo condiciones extremas, y aun así pensar que siempre se podía dar más. Como Cadete tuve la oportunidad de volar diferentes aeronaves con las que cuenta mi Fuerza Aérea Colombiana, entre ellas el T-41 Mescalero y el T-27 Tucano, para después desempeñarme como copiloto del equipo AC-47 Fantasma, un avión de combate, y posteriormente fui piloto de los equipos SA237B Schweizer, C208B Caravan, King 350, Planeador IS28B y finalicé en el lugar que comencé: me convertí en piloto del poderoso AC47T.

-¿Qué pasó luego de culminar su formación en EMAVI?

Posterior a la graduación en diciembre de 2002, llegué al Comando Aéreo de Combate No.6, en Tres Esquinas-Caquetá, durante ese mismo tiempo estuve inmerso en diferentes situaciones en medio del conflicto interno que en ese momento enfrentaba el país, al vivir esta problemática entendí y viví la crisis interna que vivíamos los colombianos en ese momento, como lo mencioné anteriormente, una de las razones por las cuales ingresé a esta Institución fue porque vi la posibilidad de contribuir a tener un mejor país, y eso fue lo que hice desde que me incorporé y me siento orgulloso de los cambios que logramos juntos como parte de la Nación.

-¿Qué significó para usted ser piloto militar?

Al inicio fue una experiencia tranquila, donde siento que se facilitó el aprender a volar, allí tuve siempre muy clara la responsabilidad que se debe tener al estar al mando de una aeronave y ser el encargado de la tripulación y sus pasajeros. Al empezar la aviación de combate como copiloto de AC47T, sentí un cambio. Lo más interesante de ser piloto en la Fuerza Aérea, es la variedad de misiones que se pueden aprender y los diferentes terrenos donde se pueden desarrollar las misiones, cada vuelo fue enriquecedor y sé que estas experiencias, en otro lugar no hubiera sido posible vivir.

-¿Qué situación o anécdota recuerda o lo marcó en su carrera?

Lo más difícil siempre va a ser perder a personas que queremos, no solo porque mueran, sino también porque se retiran de la Fuerza o se van a sitios donde ya no es posible interactuar constantemente. Pero si hay que elegir un momento, siempre va a ser el perder a mi mejor amigo, en un accidente aéreo, cuando volaba como piloto civil en un helicóptero. Creo que esa anécdota, me enseñó que siempre hay que aprovechar cada momento que tengamos de vida, además dejar enseñanzas y buenos momentos en las personas que nos rodean, porque al final nada nos llevamos.

-¿Cómo fue su experiencia en estos 20 años de servicio en la Institución?

En general fue una experiencia dura pero enriquecedora, sacrifiqué muchos momentos con mi familia y mis seres queridos por estar al servicio del país. Sin embargo, conocí y viví experiencias que me enseñaron y aportaron a mi vida profesional y personal. Mi última experiencia laboral, como Jefe del Departamento de Acción Integral, ha sido uno de los momentos más gratos, especialmente por el excelente equipo de trabajo que tuve a mi lado. Así mismo, por la oportunidad de desarrollar actividades sociales con la población civil, y ver la satisfacción de personas que nunca pensaron que la Fuerza Aérea Colombiana llegaría a ayudarlos a construir proyectos o trabajar por su salud o educación.

-¿Qué mensaje le deja a las nuevas generaciones de militares?

Los tiempos han cambiado demasiado y definitivamente lo más importante para las nuevas generaciones es capacitarse para mejorar la Institución, para que sea cada vez más profesional, humana y preparada para afrontar un tipo de conflicto diferente, donde la integridad de las personas es vital para continuar trabajando por el futuro de Colombia.

-¿Qué lo llevó a terminar con este ciclo?

Definitivamente la razón más importante, es querer recuperar el tiempo que no estuve con mi familia y amigos, siempre prometí que iba a estar presente, pero por diferentes situaciones muchas veces esto no fue posible. Me voy feliz, orgulloso y trabajando hasta el último día, siendo consiente que dejé huella en las personas que me rodearon y a las que siempre voy a estar agradecido por también dejar enseñanzas en mi vida.

-¿Cuál es su proyección ahora que cumplió con su tiempo de servicio?

Inicialmente es tener un tiempo de descanso, de reflexión de lo que se hizo y los errores que se pudieron cometer, para después pasar a capacitarme en mi carrera como administrador, para ser una persona que pueda seguir aportando a la sociedad. Mi Fuerza Aérea fue el primer paso de todos los que me falta dar desde ahora con mis 39 años en adelante, me quedaré a vivir en Cali, la ciudad que me acogió como su hijo y donde espero realizar proyectos personales y profesionales.

Desde este momento el Mayor Martínez pasará a ser Oficial retirado, de las Fuerzas Militares, siempre recordará con cariño y aprecio a la Institución que lo vio formarse como profesional y con la cual tuvo la oportunidad de crecer también a nivel personal. De ahora en adelante hará parte de la Reserva Activa de la Fuerza Aérea Colombiana y quienes lo conocieron, agradecerán y recordarán su esfuerzo y dedicación en la institución militar, en donde aportó todos sus conocimientos en cargos operativos y administrativos, que permitieron día a día aportar a la misión de proteger al pueblo colombiano.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM-7

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