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Relato de un sueño cumplido cerca de las estrellas

Durante la emergencia sanitaria, su Fuerza Aérea Colombiana ha venido empleando todo su poder aéreo para continuar entregando contundentes resultados en el cumplimiento de su deber constitucional, así como mantiene su compromiso con el desarrollo de importantes estrategias que le permitan acompañar y ayudar a la población civil.

Una de estas acciones altruista, intrínseca al espíritu de servicio que caracteriza a todos los miembros de la institución, se efectuó en el Comando Aéreo de Combate No. 2 tras una coordinación especial con la primera fundación oncológica de Villavicencio, la cual fue puente para cumplir las ilusiones de una menor del departamento del Meta.

Es así como una valiente niña que batalla día a día contra la leucemia, cumplió su más grande fantasía aeronáutica en medio de la pandemia con su Fuerza Aérea; se trata de María José, quién con tan sólo 5 años, enfrenta junto a su mamá las duras circunstancias de un agresivo cáncer, pero el cual no le impide soñar y llenar de júbilo a todos los que tienen el gusto de conocerla.

Personal Militar llegó al encuentro de la pequeña a las afueras de Villavicencio, su mamá, Alejandra, no le dio la notica pues quería que todo fuera una sorpresa. La niña saludó tímidamente y subió al vehículo. 30 minutos después, al llegar al CACOM2, ubicado en la vereda de Apiay, su mirada cambió, ya su atención no se posaba sobre su madre, sino sobre las aeronaves que contribuyeron en la defensa de la soberanía del territorio nacional y que hoy hacen parte de los equipos de exhibición.

La Oficial que acompañaba el recorrido les señaló que ese era tan sólo el inicio. Esta emocionante experiencia, inició con una demostración personalizada de las capacidades del entrenamiento canino para la detección de sustancias alucinógenas y explosivos en diferentes escenarios quienes, marchando al compás de cantos militares, le dieron la bienvenida a la pequeña entonando su nombre y presentándole las destrezas de los peluditos de cuatro patas.

María José, continuaba callada y serena, pero en sus ojos brillaba la emoción, sin anunciarle nada, se continuó el recorrido y al llegar al aeródromo del comando, fue recibida nada más y nada menos que por el señor BG. Kerly Sánchez Pesca, comandante de la unidad, quien custodió a la niña hasta la sala de pilotos donde le esperaban para recibirla con honores en una mini ceremonia donde ella, era la protagonista.

María José, nació un 20 de Julio, una representativa fecha en la que las autoridades militares y civiles organizan imponentes desfiles para conmemorar la firma del acta de independencia, y fue precisamente en un desfile donde se construyó este sueño de volar. La pequeña le confesó a su madre meses atrás, que anhelaba montar un avión, pero no cualquiera, sino uno de su Fuerza Aérea Colombiana, pues tras las imponentes pasadas aéreas en los desfiles del 20 de Julio, un ave de metal flechó su corazón.

Con tan importante revelación, todo se tornó más significativo de lo que ya era, el alto oficial le entregó un overol de vuelo para que en el marco del programa “Así se va a las Estrellas”, la pequeña sea piloto por un día. Asimismo, se realizó una imposición de parches para que como toda una “Piloto” fuera a conocer algunas de las aeronaves, entre ellas, la que la llevaría a estar más cerca de las estrellas.

Y allí, en medio de la plataforma de despegue, María José soltó sus primeras palabras, cortas y suaves pero que reflejaron la felicidad que sentía, se despegó de su madre y camino de la mano con una oficial que también portaba un overol de vuelo, su primera aeronave fue un helicóptero Black Hawk, equipo que desbordó la confianza de la menor, que atenta escuchaba las explicaciones de la función de cada botón, pidió entonces, equiparse completamente, se puso el casco y se dirigió a los siguientes aviones. Una vez en el T-27 Tucano, su expresión de felicidad no se hizo esperar, aquellos dientes blancos inquietaron y llenaron de emoción a la pequeña. Posó su mano sobre el avión y subió a él, para conocer cómo era.

Cinco minutos más tarde, el parqueo de un Caravan C-208 anunció la llegada del momento mágico, era hora de abordar el avión, con un fuerte apretón de manos, María José caminó con la Oficial para llegar al avión, se dejó arreglar el uniforme mientras escuchaban las instrucciones y finalmente, sin esperar un instante más, abordó, se sentó en primera fila, cerca de la ventana, tal parecía que no quería perder un sólo detalle del recorrido aéreo.

Mantuvo atenta al despegue y en el aire, divisaba el horizonte en completa plenitud, ella sonreía con sus ojos al ver su sueño hacerse realidad. Al regreso, María José fue recibida con calle de honor, un diploma y un hermoso peluche que a partir de ahora le recordaría que si es posible cumplir los sueños. Ahora esta encantadora guerrera de la vida tendrá un bello recuerdo que se sumará a su fortaleza para ganar esta batalla contra el cáncer.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 2

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