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Distribuir esperanza, una tarea diaria del CACOM 3

Desde el pasado 27 de marzo los municipios de Soledad y Malambo han realizado jornadas diarias para la entrega de mercados en los sectores que más lo necesitan

Durante el primer semestre del año los rayos del sol en el Caribe colombiano se avistan después de las 6 de mañana, y es precisamente a esta hora que los soldados del Grupo de Seguridad y Defensa de Bases No.35 están terminando de alistarse para iniciar una jornada de actividades en la cual cumplen una importante misión, que se volvió diaria luego de que se decretara el aislamiento preventivo en el país, llevando a cabo una tarea muy importante desde el pasado 27 de marzo cuando se inició la entrega de mercados en los dos municipios aledaños a la Unidad.

Para esta misión el Comando Aéreo de Combate No. 3 día a día dispone de un equipo logístico y uno de seguridad, que se reúne previamente a las entregas, con los integrantes del Ejército Nacional, la Armada de Colombia, la Policía Nacional, la Defensa Civil, el cuerpo de bomberos e integrantes de los gabinetes municipales, para realizar una breve reunión para delegarse los sectores de cada grupo de trabajo, buscando darle cobertura a todos los barrios y cuadras de los municipios.

Esta labor se realiza en dos jornadas diferentes, la primera de ellas inicia a las 7:30 de la mañana en Soledad, uno de los lugares que resguarda las tradiciones culturales más importantes en el Atlántico, un rincón pintado de arena, colores y sol que recibe a los grupos de trabajo con aplausos, fotos y videos, sumados a una enorme sonrisa en agradecimiento a la labor que están llevando a cabo todos los uniformados con una misma misión, la de alimentar no solo el cuerpo sino el alma de las familias que se han desabastecido en sus hogares, debido a la informalidad de sus trabajos o incluso a quienes han llegado de Venezuela en busca de un futuro mejor para sus seres amados. Por eso esta misión lleva consigo la gratitud de cada persona que recibe un mercado, unas manos que lo toman acompañadas de la frase: ‘Dios los bendiga por esta labor que están realizando’ una expresión que se repite casa a casa por más de 6 horas.

La jornada diaria es extenuante por las altas temperaturas de la región, pero por cada agradecimiento recibido parece que la esperanza se contagia mucho más fácil que el mismo virus, se impregna tanto en la persona que recibe como en la que da, llenando de fuerza a los jóvenes soldados que cargan cientos de mercados durante todo el día para cumplir con ese juramento que le hicieron al pabellón nacional, en el que están dispuestos a servir con lealtad a Colombia, esperando que “Dios y la patria os premien”, aunque la única recompensa que realmente ha cobrado valor para ellos es el agradecimiento que han recibido de grandes y pequeños, para quienes llega la esperanza en forma de “compra” como ellos le dicen.

La segunda jornada de labores inicia a las 8 de la noche en Malambo, la cuna de la cultura Mokaná, un lugar que resguarda tradiciones indígenas ancestrales en todos sus recovecos, el municipio que acogió al CACOM 3 desde hace 42 años y con el que la Fuerza Aérea Colombiana ha trabajado desde entonces. Este recorrido es nocturno, por ende guarda el silencio propio del aislamiento preventivo e incluso muchos de los habitantes salen de sus casas en pijama a recibir esta ayuda humanitaria, con la cual también tratan de solventar la falta de recursos con los que usualmente hacían su mercado habitual, razón por la cual salen con la misma ilusión y agradecimiento por esta labor interinstitucional que despierta curiosidad en los más pequeños, quienes se asoman a la ventana para preguntar a qué fuerza pertenecen cada una de las personas que se ven en las calles.

El sonido de las llaves para quitar candados, abrir chapas y recibir una ayuda es la espera de los soldados que casa a casa e incluso en los edificios entregan un poquito de esperanza que aliviane el estrés de las miles de familias que han visto afectada su situación económica durante la cuarentena, la mirada cansada de los malamberos se une a la palabra “Gracias”, ese combustible que impulsa el corazón de los uniformados para poder culminar con esta tarea a las 2 o 3 de la mañana del día siguiente.

Esta actividad se ha llevado a cabo durante 30 días sin parar, logrando entregar más de 100 mil mercados que representan la esperanza de ese mismo número de hogares, quienes en medio de esta emergencia sanitaria han convertido esto en un respiro para su situación económica, viendo héroes caminando por sus barrios, con bultos de ayudas en sus hombros que para algunos representan mucho más que comida, porque esta tarea se ha convertido en un símbolo del trabajo en equipo el cual se ha encargado de garantizar que todas estas familias puedan mantenerse en sus casas, protegiendo sus vidas y las de otros compatriotas, por eso esta misión se continuará realizando sin parar, porque el compromiso con el país es de todos.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 3

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