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La historia del Asiento Eyectable

Primera parte

Inicialmente destaquemos una fecha que pertenece al patrimonio de la historia del aire, o dicho de otra manera, de la aviación mundial, es ella el 24 de julio de 1946, cuando el piloto al mando de un Caza Meteor, Bernard Lunch, inmortaliza un acto en las crónicas del vuelo del hombre, por haber sido el primer aviador que utilizó con pleno éxito un asiento eyectable, Martin Baker.

Se cuenta que el mismo piloto llevó a cabo, tiempo después, más de 30 lanzamientos a distintas alturas, así como a diferentes velocidades, uno de ellos es altamente memorable ya que fue realizado a una velocidad de vuelo de 810 kilómetros por hora.

Se sabe que el primer avión del mundo equipado con un aparato de esta índole, con significativas limitaciones tecnológicas, era de aire comprimido e instalado en un birreactor Níkel He.280. El salto de prueba se realizó el 13 de enero de 1942.

Los maniquíes
Más tarde y gracias a las mejoras introducidas en varios mecanismos del sistema –es en especial a la velocidad de salida- calculada en 2.4metros por segundo, el 3 de septiembre de 1955, el comandante John Fifield consiguió efectuar el reconocido éxito un excelente lanzamiento. Todas las previsiones, cálculos y probabilidades concurrieron admirablemente a que la apertura obtuviera resultados promisorios.

En el futuro se siguieron haciendo muchos ensayos con maniquíes donde se obtuvieron buenos resultados, lanzándolos a velocidades de más de 500 kilómetros por hora. Los especialistas continuaban trabajando en la idea de hallar cada vez más aciertos y seguridades, esto era lo lógico pues lo que se exponía era nada menos que la vida de los tripulantes.

Bruscas aceleraciones
Fue así como su más afortunado investigador de artilugio, Sir Martin, seguía con sus experiencias y trabajos, todo realizado con gran ahínco y fe totales. Así se constató, prontamente, que las bruscas aceleraciones producidas en el instante mismo de la eyección podían ser ciertamente peligrosas para el tripulante. “Aunque las primeras pruebas realizadas por voluntarios y en tierra muchas veces funcionaron a perfección según el decir de muchos, uno de los pilotos tuvo que ser hospitalizado con la columna vertebral rota. Sir Martin decidió entonces aprender cuanto fuese necesario y posible sobre este fundamental soporte humano, su columna.

A partir de entonces entró en función el Instituto de Aviación Dedicado a la medicina de la Real Fuerza Aérea Británica. Se llevaron a cabo múltiples entrevistas y consultas con prestigiosos especialistas ingleses. Es más, nuevos ensayos y pruebas se llevaron a efecto utilizando la columna vertebral de un cadáver. Con ellas se hicieron muchas pruebas de resistencia mecánica, sometiendo ese conjunto óseo y articulado a esfuerzos de distinta intensidad y dirección.

Autor
Henry Sotelo Montes

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