Pasar al contenido principal
Logo Top

“Una conexión con el pasado”: homenaje al Capitán Raúl Castañeda

El 24 al 30 de mayo se conmemora la semana Internacional del Detenido Desaparecido, fecha de memoria histórica de las víctimas del conflicto armado que han padecido, la desaparición forzada.

Por lo anterior, hoy la Fuerza Aérea Colombiana conmemora y rinde homenaje al Capitán Raúl Octavio Castañeda Cárdenas (QEPD) piloto militar de la aeronave AC-47 Fantasma, quien fue desaparecido, torturado y asesinado por parte de un Grupo Armado Organizado en un paraje rural del municipio de Guaduas, Cundinamarca; mientras se trasladaba a cumplir con un acto del servicio de Bogotá a Puerto Salgar, el 14 de mayo de 1991.

Su hijo, Raúl Castañeda, abogado de profesión y quien tenía tan solo 5 años y medio de edad cuando su padre fue desaparecido, hoy recuerda y hace un homenaje a su papá, quien con sacrificio trabajó durante los años más difíciles del conflicto armado en Colombia.
“Por tener una edad tan corta, los recuerdos que tengo de mi padre son muy específicos, cuando llegaba a la casa en la madrugada después de vuelo, se acercaba a mi cama, dormía conmigo y otras veces me cargaba y me pasaba a su habitación a dormir con mamá. Recuerdo mucho su uniforme, los hangares del Comando Aéreo de Combate No.1, las formaciones y ceremonias militares a las que asistíamos.

Siempre me inculcó el amor por mis abuelos y tíos, la importancia de que cada integrante de mi familia materna y paterna estuviera bien; todos esos recuerdos me han hecho lo que hoy soy como hijo, hermano, esposo y padre de una hermosa niña de 5 años. No solo mi familia ratifica la calidad de persona que era mi padre, sino también las palabras de amigos y compañeros que convivieron con él, una persona jovial, amigo sincero y un militar excepcional, algo que siempre me ha llenado de orgullo, fuerza y unión familiar, que representa los valores y principios de mis abuelos María Helena y Gregorio.

Cuando mi padre fue asesinado, naturalmente no fui enterado, a mi corta edad no podría asimilar tal hecho. Mi madre tenía 2 meses de embarazo en ese momento, mis padres se habían sometido a un tratamiento de fertilidad ya que después de mi nacimiento mi mamá no podía quedar embarazada con facilidad, es por ello que mi hermana es el gran fruto de su amor, algo que ella guarda como su más grande tesoro en este momento.

Me enteré de la forma en la que fue desaparecido, torturado y asesinado mi padre cuando tenía 15 años de edad, cuando escuché por accidente una conversación familiar sobre el tema, ese momento para mi hermana y para mí desencadenó miles de actitudes y hechos negativos, que hoy puedo confesar. Llegué hasta culpar y no entender a mi mamá en ese momento, una mujer quien bajo esas circunstancias de dolor inconmensurable y un miedo profundo, asume como cabeza de hogar y nos saca de Puerto Salgar y nos lleva a vivir a Bogotá, después de evidenciar los signos de tortura y la sevicia con la que acabaron con la vida de mi papá; una mujer embarazada que en pleno inicio de la década de los 90, donde el conflicto armado estaba llegando a los topes de crudeza más elevados, tuvo que hacer un pacto de silencio familiar, para que mi hermana y yo pudiéramos tener un crecimiento tranquilo.

Fue un episodio que nos afectó profundamente, pero que con la valentía y fortaleza de mi madre, logramos entender que a mi padre no le había sucedido aquello por malo, y nos hizo ver su legado; esa es la piedra angular en todo esto, haber comprendido sus enseñanzas, fundadas en principios y valores que siempre aplicó como militar y persona.

El crimen de mi padre aún sigue impune, no se han esclarecido los hechos, el Estado no ha reconocido todos nuestros derechos como víctimas; a través de los años mi madre nos ha inculcado un sentimiento de resiliencia y perdón. Al lado de mi esposa quien, es el bastión de mi vida, y mi hija; no desarrollo pensamientos negativos y anhelo para ellas una sociedad alejada de la corrupción y la violencia; anhelo un país lleno de solidaridad, uno de los principios fundamentales de nuestra Constitución.

En Colombia aún hace falta la reivindicación de las víctimas, mi padre no fue educado y formado en la Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suárez” para ser secuestrado, torturado y luego asesinado; la sociedad debe entender que el concepto de “héroes de la patria” jamás debe confundirse y que no pueden acabar con sus vidas, de la forma como acabaron la de mi padre.

Por ello, le pido a los colombianos que recuerden a mi padre como un piloto militar que amó a su Fuerza Aérea Colombiana, Institución que mi madre, mi hermana y yo también amamos, un hombre que llegó a su escuela de formación con la mirada fija en el horizonte, con el sentimiento de coger el cielo con sus manos, una persona que siempre vio en su trabajo la posibilidad de aportar a la paz del país, en los momentos más difíciles.

El talante que le permite mirar al cielo y al espacio a todos los hombres y mujeres de la Fuerza Aérea Colombiana, define la esencia de mi padre, una persona que hizo bien su trabajo y que desafortunadamente fue devorado por la guerra”, relató Raúl Castañeda, hijo del Capitán Castañeda (QEPD).

La conmemoración del Detenido Desaparecido se estableció bajo el artículo 14 de la Ley 1408 de 2010, que para el caso de Colombia y según la Unidad para la Atención Integral a las Víctimas, ha dejado 185.943 personas y 199.324 eventos como víctimas en el país.

La Fuerza Aérea Colombiana ha participado de manera activa y visible en múltiples escenarios, los cuales han permitido satisfacer los derechos de las víctimas, rendir cuentas de lo ocurrido, garantizar espacios de reconciliación y contribuir a la convivencia, la no repetición y la transición a la paz; con el deseo de que la ciudadanía se apropie del pasado para generar acciones que permitan construir un futuro, donde los ejercicios de memoria, paz y reconciliación sean los protagonistas.

Autor
Sección Estratégica Análisis, Contexto y Postconflicto

Síganos en Google Noticias