Cuando en la madrugada del 23 de noviembre los hombres de la Policía, del CTI y de la inteligencia del Ejército entraron a la zona que había sido bombardeada, estaban seguros que no habría sobrevivientes y dieron por descontado que alias Ramiro, comandante de la disidencia del Frente 18 de las Farc, había muerto junto a sus hombres más cercanos.